Esta tecnología nos permite detectar problemas en la retina gracias a un escaneo en detalle de la retina y sus capas, así como de las capas más externas del ojo, además de poder realizar con él una angiografía de la circulación del ojo sin necesidad de inyección de contraste, evitando así, los riesgos que esta técnica suponía hasta el momento.
Esto hace que sea mucho más cómoda, segura y que pueda repetirse en cada visita dándonos una gran información sobre la evolución
de la enfermedad y el efecto del tratamiento que estamos aplicando.
Este avance ha sido indispensable para mejorar el pronóstico del paciente y la eficacia de la terapia gracias a una detección precoz con un monitoreo exhaustivo, personalizado y constante de la enfermedad para poder reaccionar a tiempo.
La principal ventaja de esta tecnología diagnóstica de la angiografía con OCT es que no requiere la inyección de un contraste endovenoso para tintar y visualizar la trama vascular, convirtiéndose por tanto en una opción menos molesta y minimamente invasiva para el paciente al que se le puede repetir esta prueba con frecuencia.